Conocer con antelación los costes de mantenimiento de nuestro coche

Hoy voy a hablar de una parte del proceso de decisión de compra que en ocasiones la gente no valora debidamente. Todos conocemos casos de conocidos que se han entrampado hasta las orejas para adquirir el coche de sus sueños y luego no tiene dinero ni para pagar el seguro ni llenar el depósito de combustible. Si antes de decidirse por ese vehículo que tanto le gustaba hubiese hecho unos pequeños cálculos aritméticos, tal vez se habría percatado de que no podía hacer frente a todos los gastos del automóvil. Porque comprar un coche no sólo implica pagar su precio, si lo hacemos al contado; o las letras, si va financiado. Cualquier persona con dos dedos de frente es capaz de administrarse mínimamente y saber qué parte de sus ingresos mensuales puede destinar al pago del vehículo. Sin embargo, muchos olvidan que, a parte, hay muchos más gastos fijos con los que a lo mejor no se cuenta. En este artículo vamos a ver cuáles son.

En mi opinión, el seguro es uno de los más importantes. No obstante, el cálculo a ojo es complicado. No es válida la referencia típica de lo que le cobran a un amigo, ya que  todos tenemos un perfil de cliente distinto y nos aplican unas determinadas bonificaciones ajustadas a ese perfil. Lo mejor es acudir a un corredor o agente de seguros y explicarle las características del modelo en el que estamos pensando para que nos haga un presupuesto. Si no queremos hacer la gestión físicamente, podemos recurrir a varias páginas web que comparan las mejores ofertas disponibles. Esto nos servirá para hacernos una primera composición de lugar sobre el gasto anual de seguro.

También es importante que nos informemos acerca de la cantidad que pagará el vehículo en concepto de Impuesto Municipal de Circulación. Esta tasa se calcula en función de la potencia fiscal, un parámetro numérico creado por el Ministerio de Economía a partir del modelo, potencia y cilindrada. En las oficinas de recaudación del ayuntamiento en el que residimos nos informarán de la cantidad que hay que devengar anualmente.

Además, los automóviles tienen unos costes de mantenimiento periódicos. Por eso debemos preguntar al comercial que nos está intentando cerrar la venta cada cuánto se hacen las inspecciones, cambios de aceite y demás sustituciones de filtros. A pesar de que cada establecimiento tiene un precio, podemos informarnos sobre las tarifas de ese concesionario por un mantenimiento normal. Junto a esto, podemos indagar también sobre lo que valen los neumáticos que monta el vehículo que nos interesa.

Una vez que tengamos una idea aproximada de lo que va a costar el mantenimiento, lo podemos sumar a las tarifas del seguro y del Impuesto de Rodaje. Pero además, hay que tener en cuenta que un turismo está obligado a pasar la ITV a los cuatro años de haberlo comprado, siendo obligatorio a partir de entonces hacerlo cada dos años hasta que cumpla los diez años. Y para esa revisión técnica hay que liquidar unas tasas que también habrá que tener en cuenta.

Por último habrá que hacer una estimación orientativa sobre el consumo de combustible. Quizás sea la partida más difícil porque el precio del litro de carburante es variable. No obstante, deberíamos comprobar las cifras declaradas por el fabricante y hacer una estimación en función de los kilómetros que pretendemos hacer al año. Si el cálculo es complicado, al menos comparen los números homologados de los distintos modelos de su interés, teniendo en cuenta los que más gastan y los que menos.