Especiales: Alas de gaviota

Con ese poético nombre se conoce en el mundo del motor al tipo de puertas que diseñó Mercedes-Benz para el mítico 300 SL en 1954. Con las dos levantadas, se consigue un efecto muy parecido al de una gaviota con las alas abiertas. Las gull-wing no se diseñaron por una cuestión estética, si no por necesidades de producción. Pero antes de explicarles a que se debe ese extraño diseño, hagamos un poco de memoria recordando el final de la Segunda Guerra Mundial. Alemania había quedado devastada y el acceso a las materias primas era muy dificultoso. Las factorías de Daimler-Benz habían sido destruidas por los bombardeos aliados y desmanteladas posteriormente por el ejército francés de ocupación.
La mentalidad germánica, emprendedora y vitalista, aceptó la derrota con resignación y se autoimpuso como obligación la reconstrucción y la vuelta a la normalidad. Mercedes-Benz, seguramente la marca de coches más ligada al antiguo régimen nazi, decidió que tenía que recuperar los triunfos en competición si querían volver a ser el buque insignia de la industria alemana. Por eso diseñaron un deportivo con un bastidor multitubular que rodeaba el habitáculo como el entramado de una tela de araña. De ese modo se obtenía una mejor rigidez torsional y una ligereza sin igual que compensaría la menor potencia de su propulsor. Con esa estructura no quedaba hueco en los lados, así que se decidió que las puertas de acceso se colocasen en la parte de arriba, disponiendo las articulaciones de las mismas cerca de la línea central del techo.
Buscando el mejor coeficiente aerodinámico, se puso el motor inclinado cincuenta grados a la izquierda. De no hacerse así, no se podría diseñar una línea de capó extremadamente baja, que es otro de los elementos más característicos de este automóvil.
El 300 SL debutó en 1952. Lo de 300 venía de la cilindrada, 3.000 centímetros cúbicos; la “S” se refería a “Super”, y la “L” a “Leitch” (Ligero). A parte de lo ya explicado, otra de las cosas que llamó la atención a los expertos fue la introducción de la inyección directa. Eso permitió a la marca de la estrella triunfar, no sólo en clásicos del viejo continente como la Mille Miglia, las 24 Horas de Le Mans o el Gran Premio de Alemania en Nurburgring, si no en la selectiva Panamericana, 3.000 kilómetros infernales con constantes subidas y bajadas, con grandes diferencias de altitud en todos sus tramos.
En 1954 se presentó el modelo de calle en el Salón del Automóvil de Nueva York. Las diferencias entre el de competición y el que posteriormente se comercializaría eran mínimas. Veamos en este vídeo una primera aproximación a la fascinante estética de este atrevido cupé.

Con 4,52 metros de longitud y una altura de 1,30 metros, se trata de un vehículo de dos plazas de poderoso y desproporcionado morro, necesario para ubicar el motor de 6 cilindros en línea que rinde 240 CV, algo espectacular para la época. El interior era muy pequeño y de difícil acceso. De hecho, la gente de la época comentaba con alborozo las anécdotas provocadas por las habituales aglomeraciones de peatones alrededor de un Alas de Gaviota cuando una dama con falda y buenas piernas intentaba entrar en uno de ellos. Esto se debía al complicado acceso al habitáculo. Se recomendaba sentarse sobre el amplio reborde donde asientan las puertas. Después había que girar las piernas a la vez 90 grados para introducirlas dentro, para luego arrastrar las caderas hasta el asiento. Si difícil es explicarlo, mucho más realizarlo.
Con una producción de 25.881 unidades, muy pronto se convirtió en un objeto de coleccionistas muy deseado. La gran estrella frontal en el centro de la parrilla –obligatoria desde entonces para los cupés de la casa-, los aletines estrechos, las poderosas y deportivas branquias para la salida de aire, las manecillas de las puertas camufladas o la palanquita que abate el volante para acceder mejor al interior, son detalles que han marcado la senda de lo que actualmente se considera indispensable en un deportivo. Por eso, una de las 29 unidades que se fabricaron con la carrocería de aluminio, llegó a alcanzar en la casa de subastas Gooding and Co la espectacular cifra de 4.620.000 dólares (algo más de tres millones y medio de euros).
Veamos en el siguiente vídeo este maravilloso modelo con más detalle.

A pesar de que marcas como Lamborghini o De Lorean también han utilizado este tipo de puertas de Alas de Gaviota, son el verdadero emblema de Mercedes. Por eso en 2009 Mercedes-Benz presentó el SLS AMG, considerado como el sucesor espiritual del Gull-Wing. Este modelo es una clara muestra de que lo clásico permanece y de que el estilo retro puede funcionar perfectamente siempre que se mejore al antecesor en que se inspira. Por eso podemos ver que las líneas de la carrocería se mantienen prácticamente intactas y que los elementos estilísticos que hicieron mítico al 300 SL se han aprovechado actualizándolos gracias a la tecnología del siglo XXI. El propulsor ahora es un V8 de 6,2 litros, que entrega 571 CV.
Los amantes de la Fórmula Uno lo conocerán perfectamente porque se ha usado usado en muchas carreras como safety car, al igual que ya lo hiciera su antecesor, el Mercedes-Benz SLR MacLaren.
En este último vídeo podemos ver en detalle esta poderosa máquina.