LOS COCHES DE PILA DE HIDRÓGENO (III) – CONCLUSIONES

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Tras los dos últimos artículos sobre la pila de hidrógeno, a modo de conclusión me gustaría reflexionar algo más sobre una impresión que creo que está empezando a generalizarse. Es sólo una sensación sin mucho fundamento, pero cada vez que busco información en Internet, observo que la gente que interviene en foros y blogs no termina de entender en qué consisten estos nuevos coches ecológicos que, de una forma o de otra, terminarán por imponerse.

Para mí, un vehículo ecológico es aquel diseñado para funcionar de un modo limpio, libre de emisiones contaminantes, impulsado por electricidad o por cualquier otra energía siempre que sea renovable. En contraposición a esto tendríamos los que se mueven con motores térmicos, que contaminan excesivamente debido a la utilización de combustibles fósiles no renovables. Como es fácilmente comprensible, el automóvil ecológico mejor posicionado, a día de hoy, sería el eléctrico.

A parte de eso es importante tener claro que todos los coches propulsados por un motor eléctrico son vehículos eléctricos. Tanto los híbridos y los eléctricos puros, así como los de autonomía extendida o los de pila de hidrógeno, no dejan de ser distintos tipos de motores eléctricos. El elemento común a todos ellos es su funcionamiento mediante energía eléctrica. La gran diferencia radica en el modo en que cada uno se aprovisiona de esa electricidad. En algunos casos, la propia energía es generada por un motor de explosión. En otros, para recargar la batería hay que conectarla a la red eléctrica durante un período de tiempo. No obstante, la trascendental diferencia estaría marcada por la pila de hidrógeno, dada su capacidad de generación de electricidad a través de una reacción química provocada por el hidrógeno.

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Estoy convencido de que estamos viviendo los primeros pasos de una revolución. Algo similar al nacimiento del ferrocarril o de los primeros automóviles. Y por aquel entonces una gran parte de la población pensaba que eran inventos diabólicos que no iban a traer nada bueno.

Para muchas generaciones, el coche con motor de combustión es algo natural con lo que llevamos conviviendo durante toda la vida. Somos conscientes de que deberían contaminar mucho menos y de que tenemos que finiquitar nuestra dependencia del petróleo, si no queremos vernos enfrentados a graves problemas.

Por lo anteriormente expuesto, hay que dirigirse hacia formas más sostenibles de movilidad. No obstante, creo que muchos conductores no están aún concienciados y no quieren renunciar a las comodidades que les ofrecen los vehículos con motor térmico. Sobretodo porque los actuales automóviles eléctricos que están disponibles en el mercado ofrecen autonomías de unos 100 kilómetros, a velocidades moderadas, y teniendo que poner a recargar la batería durante bastante tiempo cuando se agota del todo.

Mientras no se avance en el desarrollo de nuevas baterías más duraderas, con mayor autonomía y menores tiempos de recarga, el coche eléctrico como lo entendemos hoy en día no puede ser el sustituto de los motores de explosión.

Cuando era pequeño y trataba de imaginar cómo sería el siglo XXI estaba convencido de que los automóviles volarían. Ha transcurrido ya más de una década y los siguen sin volar. Pero han evolucionado una barbaridad ya que ahora son mucho más seguros, contaminan menos y son más rápidos que antes. ¿Y quién se iba a creer hace 30 años que hoy en día estarían circulando ya por nuestras carreteras vehículos propulsados simplemente por electricidad?

Fin

Los coches de pila de hidrógeno (I)

Los coches de pila de hidrógeno (II)