PRUEBA: BMW X1, EL RANCHERA CON APARIENCIA DE TODOTERRENO

Hace unas semanas estuve en Alemania probando varios modelos de SUV compactos. Hoy quiero escribir sobre mis experiencias con el BMW X1. Si algo bueno tiene mi empleo es que, de vez en cuando, tengo la oportunidad de cambiar mi ritmo de trabajo introduciendo pequeños paréntesis en los que me dedico durante varios días a probar distintos coches, todos ellos de gama alta o premium. Por eso, mis lectores más asiduos habrán comprobado que este mes de octubre no he podido actualizar el blog con la frecuencia que desearía. Así que vayan por adelantado mis disculpas.

Desde que tuve noticia de su lanzamiento, allá por 2009, siempre me había sentido muy atraído por este vehículo ranchera con apariencia de todoterreno, aunque con un carácter más deportivo que su referente más directo: el Audi A4 All Road. Porque por más que BMW se empeñe en confundir a sus clientes con una denominación engañosa, este coche es un «Serie 3 All Road». Ustedes me entienden, ¿verdad?

¿Cuál sería la característica definitoria de un Audi A4 All Road? Sin dudarlo podemos atestiguar que es un A4 Avant o familiar, con mayor altura libre al suelo, protegidos los bajos para el off-road, y dotado de tracción permanente para circular por el campo o la nieve en caso de ser necesario. Pues si tomamos un Serie 3 Touring, lo elevamos un poco y le ponemos protecciones de todocamino, además de equiparlo con la tracción X-Drive, tenemos…. ¡Un BMW X1! Pero a pesar de todo, el fabricante bávaro ha decidido enmarañar algo más el tema utilizando la misma denominación que modelos como el X5 o el X3, que tienen un aire mucho más de todoterreno, más cuadradotes y altos.

La ruta que nos propusieron abarcaba distintos tipos de recorridos. Desde el Aeropuerto de Munich tomamos una Autobahn sin límites de velocidad (aunque al ser festivo en Alemania, se habían añadido una serie de límites parciales debido al aumento del tráfico y practicamente en todo el trayecto no podía pasarse de 130 kilómetros por hora), para desembocar en una serie de carreteras rurales y boscosas cercanas al Lago Starnberg, de dos sentidos,  con más curvas y bellos paisajes, sin árcenes, por las que no dejamos de encontrarnos con ciclistas, tractores y todo tipo de automóviles lentos.

La unidad que estuve probando era un BMW X1 xDrive20d de 177 CV con caja de  cambios automática Steptronic de 6 velocidades. En carretera es una verdadera delicia conducirlo. Todo aquel que no entienda porque este coche tiene un precio de salida de cerca de 40.000 euros debería darse una vuelta en uno –o con alguno de similares características- para entender lo que es un vehículo de gama alta. Con unos interiores de gran calidad, el diseño es sobrio, incluso espartano. Y es que los diseñadores germanos no son nada dados a extravagancias, lucecitas y botones innecesarios. Ellos piensan en la ergonomía ante todo, con lo que prácticamente todos los mandos que necesita el conductor están al alcance de su mano, sin apenas tener que soltarlas del volante.

Foto: www.bmw.com

Por poner alguna pega, debido a mi corpulencia, los asientos me parecieron demasiado envolventes estrujándome los riñones sin compasión. El no tener nada de holgura, me sentía más incómodo que en otros coches con butacas normales. Aunque es algo que mucha gente prefiere por una aparente sensación de confort, ya que así pueden relajar los músculos de la espalda. Por otra parte, el tacto de la dirección y de los mandos en general me parecieron más duros de la cuenta. De hecho la palanca de los intermitentes me pareció excesivamente rígida y no llegué a acostumbrarme durante el tiempo que estuve a los mandos.

A nivel de motorización, la percepción es la de un propulsor sobrado de potencia y dinamismo, muy deportivo, con la chispa tan característica de los BMW. El automóvil empuja en todo momento con solvencia y garra. Por el contrario, la caja de cambios me pareció algo tosca. Al menos comparada con la del otro modelo que probé el mismo día y del que escribiré la reseña próximamente. De cualquier forma, en cuanto llevas unos cuantos kilómetros al volante te fusionas perfectamente con el vehículo y ya no quieres bajarte.

Una de las cosas a la que más tiempo tardé en acostumbrarme fue al tacto de los frenos, menos progresivos de lo que es habitual, provocando que realizase un par de frenadas más bruscas de la cuenta. Incluso así, hay que tener en cuenta que es un coche eminentemente deportivo, con una renuncia al confort pleno a cambio de unas mejores prestaciones.

A modo de conclusión simplemente me gustaría añadir que el modelo es más ranchera o familiar que todoterreno. Dirigido a alguien que busca deportividad y espacio, pero que huye de automóviles de gran tamaño, con la consiguiente incomodidad para conducirlos en ciudad, pero que necesita versatilidad para el uso campestre. Porque no debemos olvidar que este vehículo también está pensado para conducirlo fuera de la carretera. Sin embargo, al no haberlo podido probar por mí mismo, me tendré que fiar de lo que cuentan los que sí que lo han hecho.