PRUEBAS DE CONSUMO

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Mucha gente estudia con interés los datos de consumo de cada modelo. Sin embargo, una vez que es adquirido, es habitual escuchar que, por más que se haga, no se consigue nunca alcanzar las cifras prometidas por el fabricante en el manual del vehículo. En los próximos párrafos veremos por qué sucede.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que en España los datos de consumo homologado tienen muchísima importancia ya que también nos van a dar las emisiones de CO2 homologadas, que van a ser decisivas a la hora de liquidar los correspondientes impuestos de matriculación. Por eso, la homologación se hace a través de un organismo público llamado Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial. Este ente se encarga de realizar la prueba denominada NEDC. Para realizarla se somete a cada modelo a un test en el banco de rodillos, simulando una serie de condiciones similares -pero no iguales- a las de la conducción real.

El coche elegido debe tener más de 3.000 kilómetros y menos de 15.000, y debe llevar una cantidad mínima de tiempo con el motor parado y en una sala bajo unas condiciones de temperatura específicas. Además, sólo podrá permanecer en el interior del vehículo una persona y no se deben conectar ni la radio, ni las luces, ni el aire acondicionado.  De lo que se trata es que las condiciones de la prueba sean siempre iguales y se repitan de un modo constante para poder comparar.

La primera parte del ejercicio simula las condiciones de una conducción en ciudad. Para ello se arranca en frío sobre los rodillos y se mantiene el motor al ralentí durante 40 segundos. Pasado ese tiempo, se comienza la marcha en primera hasta alcanzar los 15 kilómetros por hora. Entonces se vuelve a detener manteniendo el motor de nuevo al ralentí durante 50 segundos como si estuviese parado en un semaforo. A continuación reanuda la marcha hasta alcanzar 35 kilómetros por hora en segunda. Entonces vuelve a detenerse unos segundos como si estuviese en un semáforo y reanuda la marcha hasta alcanzar los 50 kilómetros hora en tercera. Desde ahí, se reduce a 37 kilómetros por hora en segunda y se detiene cuando llevan transcurridos tres minutos y quince segundos. Esta primera parte de la prueba se vuelve a repetir hasta tres veces más.

El segundo escenario, que simula la conducción en carretera, mueve los rodillos hasta los 70 kilómetros hora en quinta velocidad durante un minuto; luego se reduce a cuarta circulando a 50 por hora durante un minuto; y se vuelve a acelerar hasta 70 por hora en quinta durante otro minuto más. A partir de ahí, acelera hasta 100 km/h durante unos segundos para alcanzar los 120 kilómetros hora. Al completar los 6 minutos 40 segundos, el vehículo vuelve a detenerse.

El resultado homologado se obtiene al calcular el consumo total de la prueba. Con esto queda claro que es imposible igualar estos consumos, pero la cifra es muy útil ya que sirve para comparar con otros modelos. Como todos se han medido igual, podemos saber si un determinado automóvil gasta más combustible que otro.