Vídeo: Asa Nisi Masa

Permítanme que en este artículo no escriba de motor. O mejor dicho: que escriba menos de automóviles y más de cine. Pero no se preocupen, porque no voy a traicionar la temática de este blog. De hecho, ni siquiera es algo original lo que voy a hacer hoy. Si recuerdan, ya en un par de ocasiones he dedicado algún post a los coches de cine. A mi parecer, ambos son elementos que están indisolublemente unidos. Por eso existe la maravillosa base de datos on line Imcbd, en la que se pueden ver los modelos que han aparecido en alguna película, con capturas de las escenas en las que se pueden ver.

Quiero que hagan un ejercicio de memoria y recuerden una película extraña y onírica, deliciosa como pocas, que destaca por sus poderosas y sugerentes imágenes: “Ocho y medio”, de Federico Fellini. En el barroco imaginario del genial director italiano –al menos en su primera época- los vehículos tienen protagonismo propio. Si en otra entrada hablé sobre el Triumph TR3A descapotable que conducía Marcello Mastroianni en “La Dolce Vita”, en esta ocasión el mismo intérprete y el mismo director articulan varias de sus oníricas escenas gracias a los automóviles

La primera secuencia comienza en un túnel completamente atascado de coches. El protagonista se encuentra atrapado en un vehículo que se está llenando de humo y del que no puede salir. Este angustioso sueño termina con su salida y posterior vuelo por encima del embotellamiento. Este inicio es un claro preludio de lo que podremos ver, una surrealista sucesión de ensoñaciones de un director de cine bloqueado en pleno proceso creativo.

En un momento dado se encuentra con Claudia Cardinale, la futura protagonista de este film que no termina de arrancar, y deciden marcharse para hablar de su papel. La belleza angelical de la actriz conduce un bello deportivo del que ya hemos hablado en otras ocasiones: el Porsche 356. Mientras ella le va preguntando sobre cómo será su personaje, el director comienza a guiarla hacia una especie de callejón fantasmagórico en donde se oye correr el agua de un manantial, potenciado por los claroscuros de una fotografía en blanco y negro verdaderamente expresiva. Es en ese momento cuando el Porsche 356 se ubica en el callejón como un objeto decorativo más, proporcionando planos sutiles y bellos.

Claudia Cardinale con el Porsche 356 B al fondo - Foto: http://asaucerfulofwheels.tumblr.com

El modelo 356 B se fabricó en los años sesenta, existiendo tres versiones distintas: el 1600 de 60 CV, el Super 75 (75 CV) y el Super 90 (90 CV). Pese a que derivaba directamente del Volkswagen Escarabajo, se puede decir que en la década de los sesenta el vehículo había evolucionado mucho, compartiendo cada vez menos cosas con su primo hermano. No obstante, los característicos faros redondos y el motor boxer de disposición trasera se seguían manteniendo.

Les recomiendo que vean el vídeo hasta el final, sobretodo hasta que Claudia le dice a Guido (Mastroiani) que es incapaz de amar. Justo en ese momento aparecen los miembros del equipo de la película en varios coches, entre los que destacan un Alfa Romeo Giulietta Spider. Los que también hayan visto “La Dolce Vita”, recordarán el momento en que salen todos en distintos automóviles desde el Café de Paris en la Via Veneto hacia una fiesta en las afueras de Roma. La sensación es muy similar en ambas películas, como si se tratase de una cabalgata de vehículos, igual que extraterrestres a bordo de sus pequeñas naves espaciales.

Por cierto: los que quieran saber qué significa “Asa Nisi Masa” no se vuelvan locos. Es una de esas frases o palabras sin sentido, que no significan nada, similar al “Rosebud” de “Ciudadano Kane”, un leitmotiv que irrumpe en la madurez con los ecos de una infancia ya perdida. Vean el siguiente vídeo para comprenderlo.