NEGOCIANDO LA VENTA DEL COCHE USADO (III)

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Foto: www.foroescala43.net

En el artículo de ayer nos quedamos montados en el coche, justo antes de iniciar la prueba. Como ya he dicho en varias ocasiones, tras enseñar el vehículo el siguiente paso debería ser la realización de una prueba, con el fin de predisponer al interesado a favor de nuestro automóvil. Por eso tenemos que crear un ambiente lo más agradable posible y hacerle sentir cómodo antes de que se ponga al volante. Y para conseguirlo, qué mejor que conducir nosotros antes. De ese modo, conseguiremos potenciar las virtudes de nuestro coche; tendremos un buena oportunidad de justificar con pruebas lo que le hayamos dicho al comprador hasta entonces; y crearemos un ambiente relajado para la segunda parte de la prueba.

Como en todo, siempre se llevará a cabo más fácilmente conociendo una serie de trucos que debemos explotar. Si el coche tiene mucha fuerza en marchas cortas, debemos acelerar para comprobar como estira el motor alargando el momento del cambio para así notar más empuje. Pero podría darse el caso contrario, siendo su mejor comportamiento a velocidad alta en marchas largas. Entonces deberíamos tratar de alcanzar esa velocidad lo antes posible.

Nosotros conocemos los puntos débiles de nuestro vehículo y tenemos que intentar que se manifiesten lo menos posible. Si tiene poca potencia, incapaz de empujar con holgura y amilanándose en las cuestas, debemos evitar una ruta con demasiadas rampas o repechos si no queremos sufrir con un automóvil que no se comporta bien en dichos entornos. Por otra parte, si el problema fuese de aceleración a la hora de adelantar, yo recomendaría una ruta por autovía, en la que evitaremos una situación apurada e incómoda que no puede servir para nada más que perjudicarnos.

En definitiva, antes de realizar el test debemos tener preparados los puntos fuertes y enumerarlos mentalmente para no olvidar ninguno. Y también debemos estar preparados para hacer frente a las posibles pegas que nos puedan plantear, organizando una ruta acorde a las mismas. Si nos hemos preparado concienzudamente, gracias a nuestro argumentario, podremos rebatir con aplomo esos problemillas que el comprador puede percibir.

Cuando lleguemos al ecuador de la prueba, una vez que hayamos demostrado todas las bondades de nuestro vehículo, debemos parar en un sitio cómodo y seguro, invitando al interesado a ocupar el puesto de conducción. Aunque el comprador nos ofrezca la máxima confianza, debemos parar el motor, quitar la llave y guardarla en nuestro bolsillo antes de bajarnos del coche. Sé de unos cuantos casos en que los ladrones se aprovecharon del descuido del propietario para llevarse el automóvil justo en el escaso tiempo transcurrido en apearse y rodearlo para colocarse en el asiento del copiloto. Al permanecer el motor arrancado, el supuesto comprador, con algo de agilidad, se pasó al puesto del conductor y arrancó a toda velocidad dejando al propietario con dos palmos de narices.

Durante la parte de la prueba en que conduce el comprador, se debe intentar no agobiarle con un exceso de verborrea. Tan sólo debemos hablar si nos dan conversación, y lo justo para no distraer en exceso al conductor. Hay que tener muy claro que durante la prueba sobran las palabras, ya que debe ser el vehículo el que hable por nosotros. Por eso el comprador debe concentrarse en las sensaciones que le transmite la conducción.

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