TELEFÓNICA PARTICIPARÁ EN LA IMPLANTACIÓN DEL VEHÍCULO ELÉCTRICO EN INGLATERRA

Foto: www.chargemasterplc.com

Una compañía que se oriente a la rentabilidad y que quiera mantenerse en el mercado debe buscar negocio en cualquier parte. Y más ahora que en España la actividad empresarial está en estado catatónico y apenas hay ningún tipo de movimiento. Por eso Telefónica, a través de su filial inglesa O2, ha llegado a un acuerdo para suministrar tecnología de comunicaciones móviles a la empresa Chargemaster, encargada de implantar en Inglaterra un sistema de carga para vehículos eléctricos.

Chargemaster Plc. es un fabricante de soluciones eléctricas para automóviles que, con capital totalmente privado, ha diseñado el sistema POLAR, una red que prevé disponer a finales de 2012 de 4.000 puntos de recarga en más de 100 municipios de Gran Bretaña. Para que la infraestructura pueda operar, necesitan que cada poste se comunique con la matriz para autorizar la recarga al usuario particular. Y aquí es donde entra Telefónica, que proveerá de tarjetas SIM a Chargemaster para las comunicaciones con la central de datos.

Leyendo esta noticia, no puedo evitar sentir una leve punzada de envidia. Si recordamos que en 2010 el Ministerio de Industria anunció a bombo y platillo que iba a destinar 255 millones de euros para impulsar la implantación del coche eléctrico en 2011, no tengo más remedio que elucubrar acerca del paradero de esa cantidad de dinero. Porque es indiscutible que no se ha hecho nada para que el vehículo eléctrico sea hoy, o dentro de un año, una realidad.

No se puede empezar a construir por el tejado. Por eso mismo, no se puede pretender vender un millón de automóviles eléctricos y no empezar por crear una buena infraestructura de puntos de recarga. Por lo que tengo entendido, hay aproximadamente unos 300 puntos en toda España, muchos de ellos en espacios privados. Por el contrario, en el Reino Unido se han centrado en lo verdaderamente importante y están incentivando a las empresas privadas para que monten, en paralelo a los puntos estatales, una buena estructura de recarga.

Es bueno que Telefónica, una de las empresas españolas más importantes del sector de telecomunicaciones, pueda participar en una iniciativa así. Aunque lo mejor sería que también fuese posible algo similar en España. Pero parece que aquí prefieren gastarse el dinero en la aprobación de planes estratégicos que no ejecuta nadie, en reuniones de trabajo para tratar sobre el sexo de los ángeles, en la fijación de estándares que no cuentan con los fabricantes, y en subvenciones que nadie pide. Al menos me queda la esperanza de que el dinero que no sea gastado en subvenciones sea reintegrado a los Presupuestos Generales del Estado para que disminuya el déficit público. ¿Seré un iluso?