The Beetle: el Volkswagen más Porsche

Cuando escribí sobre la vida de la familia Porsche pudimos ver que el fundador de la saga, Ferdinand Porsche, fue el diseñador del mítico Escarabajo. Esa íntima unión entre Volkswagen y Porsche se sigue produciendo a día de hoy. Por un lado tenemos que la familia Porsche es una de las mayores accionistas del Grupo VAG. Además de eso, el Grupo alemán ha comprado la marca de coches deportivos Porsche y la ha integrado en el consorcio.

El Volkswagen Escarabajo diseñado por Porsche tenía una característica que lo elevó a la categoría de mito: un motor boxer refrigerado por aire y situado en la parte trasera. De una dureza y fiabilidad sin igual, sobre la base de ese Escarabajo, Ferry Porsche crearía el primer Porsche 356. Si en la dura posguerra fue el deportivo el que se aprovechaba del Escarabajo, lo que sucede con el actual Beetle es justo al revés.

Creo que esta tercera generación del Volkswagen Escarabajo es el más similar a los Porsches actuales. De hecho, en un rápido golpe de vista, tuve la sensación de encontrarme ante un Porsche. La siguiente impresión que acudió a mi mente, al detener mis ojos en la nueva zaga, fue la de aquellas fotos viejas en que se podían ver las primeras unidades del legendario deportivo.

Todo el mundo coincide en que este vehículo es mucho más bonito que sus predecesores. El primer modelo no tenía ningún tipo de pretensiones estéticas, ya que su función era la de convertirse en el coche popular de las clases medias. Un automóvil asequible y de producción masiva. En cambio el llamado New Beetle que vio la luz en 1998 tenía un diseño desafortunado. Con unas formas basadas en tres arcos de circunferencia, era un vehículo incómodo por dentro, con un maletero inexistente, de estética bizarra, que no dejaba a nadie indiferente.

El actual Beetle es mucho más masculino. Su carrocería es menos ovalada que la de su predecesor, es más bajo y su apariencia es más deportiva. Visto de frente mantiene los característicos faros redondos que tanta personalidad le otorgan. Pero lo que más ha cambiado es la parte trasera, con un maletero de 310 litros y un portón que recuerda mucho al del Porsche Cayman.

Los interiores son de mucha más calidad que los del antiguo New Beetle, en los que predominaba en exceso el plástico duro y los acabados baratos. Además, el salpicadero sobredimensionado lo hacía incómodo para controlar visualmente el morro del coche. Ahora eso es en lo que más ha mejorado. Aunque sí que es cierto que cuesta distinguirlo de un Volkswagen Golf. Una de las cosas negativas que se siguen manteniendo es el espacio de las plazas traseras. Homologado para dos personas atrás, es algo incómodo y, si el ocupante es alto, una vez sentado puede golpearse en la cabeza con los montantes.

Como en todos los lanzamientos, faltan algunas motorizaciones. De momento la gama de gasolina se compone de un 1.2 TSI de 105 CV, un 1.4 TSI de 160 CV y un 2.0 TSI de 200 CV. Por lo que respecta a los motores diésel, tan sólo se ofrece una motorización 1.6 TDI de 105 CV. Más adelante se espera una gama más amplia, con el archiconocido 2.0 TDI de 140 CV.