Hispano-Suiza, una leyenda a imitar (II)

“Magnífico, como una barca real, pero terrestre y seguro sobre sus ruedas poderosas. El Hispano reflejaba las últimas luces de su carrocería, con apariencias de marfil y de plata. Durante tres horas había atravesado la llanura con la potencia de un bólido horizontal. Ahora, reposaba”.

L’Homme a L’Hispano
Pierre Frondaie, 1924

Ayer conté cómo se fundó la Hispano-Suiza impulsada por el brillante ingeniero suizo Marc Birkigt y el industrial catalán Damián Mateu. Ambos emprendedores habían estudiado detenidamente los fracasos anteriores en iniciativas similares y concluyeron que, disponiendo de suficiente capital, las innovadoras ideas del suizo podrían funcionar a las mil maravillas. Muy pronto los automóviles fabricados por la Hispano-Suiza se convirtieron en el paradigma del lujo y la sofisticación. Para conseguirlo, contaron con el inestimable apoyo del rey Alfonso XIII.

A pesar de que los resultados eran muy satisfactorios, la empresa también tuvo que hacer frente a momentos difíciles. Por problemas de conflictividad laboral, en 1911 el consejo de administración decidió abrir una fábrica sucursal en Francia. De ese modo se garantizaba una producción constante y sin sobresaltos que abasteciese a la creciente demanda, algo que las diversas huelgas en Barcelona hacían peligrar la producción de coches en Barcelona. Marc Birkigt se trasladó a París para organizar la nueva factoría. Con el tiempo, se constató que la decisión fue totalmente acertada ya que en Francia tenían mejor acceso a las materias primas, siendo también más numerosas las empresas auxiliares de la automoción y la mano de obra cualificada. Además, el hecho de mantener dos plantas en plena producción hizo que la paralización de la francesa durante la Primera Guerra Mundial no afectase en exceso a las ventas de la sociedad. More →