Aprovechar los cambios de modelo para conseguir un precio mejor

Con una contracción de las ventas como la que están viviendo los fabricantes de vehículos, es necesario adaptarse velozmente a un mercado exiguo, raquítico, excesivamente maduro, con grandes desequilibrios entre oferta y demanda. Esta coyuntura hace que los constructores se muevan con celeridad y vayan modernizando sus modelos de un modo mucho más apresurado de lo que ocurría antes.

Pero antes de nada hay que aclarar para el que no lo sepa que actualmente las marcas mejoran y actualizan casi una vez al año sus gamas de producto. En ocasiones de un modo muy leve, añadiendo tan sólo mínimos cambios estéticos apenas perceptibles, ampliando las motorizaciones disponibles o añadiendo algún opcional que antes no se ofrecía. Cuando el automóvil lleva ya algo más de tiempo en el mercado, los cambios ya son más acusados, aunque sin variar la esencia del coche precedente. Hoy en día casi todas las marcas, al igual que la prensa especializada, denominan nuevo modelo a algo que antes se conocía como “restyling” o lavado de cara. En marketing, el “restyling” es una actualización de una marca o producto existente con el fin de modernizarlo y adaptarlo a las nuevas necesidades del mercado. En castellano podríamos llamarlo “rediseño”

Esta modificación de determinadas características sin que afecten al núcleo del producto –en este caso el coche– no es un cambio de modelo. Cuando se modifican características como los faros, el paragolpes o las llantas, el automóvil parece nuevo sin serlo. Esta es una técnica que cada vez emplean más a menudo los fabricantes, dándose casos de vehículos que dos o tres años después de haber salido al mercado ya sufren «restylings» más o menos acusados.

Es entonces cuando se deben aprovechar las oportunidades ya que es probable que las unidades que queden del modelo anterior a la realización del «restyling» se ofrezcan con importantes descuentos. En mi opinión, si no somos muy amigos de las novedades, beneficiándonos de estos abaratamientos estaremos haciendo una buena compra al conseguir prácticamente el mismo producto a un precio mucho mejor.

Otra cosa sería si lleva ya bastante tiempo en el mercado, ha sufrido uno o más rediseños, y su curva de ventas está cayendo excesivamente debido a la disminución de la demanda que sufren todos los productos antiguos. Aunque los fabricantes antiguamente solían aguantar más tiempo con un coche, hoy en día, dependiendo de cómo vayan las ventas, pueden hacer un cambio de modelo a los cuatro o cinco años de haberse lanzado. Esto no es una regla fija y reitero que depende mucho de los resultados que estén obteniendo con dicho vehículo. Si se sigue vendiendo, le alargarán más la vida. De no ser así, acelerarán el cambio. Porque ahora sí que nos encontramos ya con una gran transformación. Lo habitual es que se modifiquen las mecánicas, el diseño e, incluso, las dimensiones.

En esta fase las ofertas también suelen ser muy elevadas para los modelos que se van a quedar antiguos. Pero aquí hay que meditar más si nos interesa o no ahorrarnos dinero, porque puede ser que compremos un automóvil que enseguida se va a ver desfasado. Esto ya será una cuestión muy personal. De hecho, conozco casos de gente que nunca adquiere un coche cuando acaba de lanzarse porque no quieren experimentar los fallos que pueden surgir al principio. Este sector requiere tanta rapidez que muchas veces se lanzan al mercado vehículos sin apenas probarse, comprobando su fiabilidad con los primeros clientes que lo han adquirido.