NO SE FÍE DE LAS APARIENCIAS

En artículos anteriores he resaltado la conveniencia de estudiar una serie de puntos exteriores e interiores del coche que nos pueden dar indicios sobre el verdadero uso del vehículo y sobre la existencia de golpes estructurales. Es importante que hagamos esta revisión libres de prejuicios y que no nos fiemos de las apariencias. Pero antes de continuar, les recomiendo el visionado de este vídeo.

La primera vez que lo ví, sentí que lo que se desarrollaba ante mis ojos era una estafa. Al ver aparecer a la anciana como propietaria del coche, y a un hombre adulto que le hace guiños al chico joven, me hice la siguiente composición de lugar: el hombre de mediana edad quiere colocar al joven un automóvil con pufo y tiene a la ancianita de gancho para dar confianza al «palomo». Y es que se ha creado un axioma en la cultura popular que utilizan muchos timadores que se basa en decir que el vehículo fue utilizado por un jubilado, que apenas hacía kilómetros y que era muy cuidadoso con el automóvil.

Creo que para comprar un coche usado hay que tener, sobretodo, sentido común. Cuando nos ofrezcan un vehículo, diciendo que pertenecía a un viejecito, debemos pensar en nuestras propias experiencias vitales. ¿A cuántos ancianos conocemos que se vean obligados a dejar de conducir por culpa de la edad? Porque prácticamente a todos los que yo conozco, se retiraron de la conducción con automóviles viejos, cencerros antiguos e incómodos, llenos de averías y achaques. Y los pocos casos que he visto en que el coche era una perita en dulce, acabó siendo adquirido por algún familiar o conocido del anciano. Porque es evidente que si sabemos de un chollo, nos aprovecharemos nosotros de él antes que ofrecérselo a un desconocido.

Tras ver el anuncio completo, puedo decir que, pese a no estar del todo acertado, tampoco me había equivocado por mucho. Es obvio que al joven lo estaban engañando. Pero la viejecita no sólo actuaba de gancho, si no que era la propia timadora que estaba colándoles un coche maltratado. Aunque gran parte de culpa la tienen tanto el hombre de mediana edad como el joven, que estaban presumiendo que una señora como aquella tenía que ser muy cuidadosa conduciendo. Al comprar un vehículo no podemos presuponer ni prejuzgar nada. No podemos dar por hecho que, al ser una tierna ancianita, va a dejar el automóvil entero. Porque aunque lo aparecido en el vídeo es una exageración, habitualmente las personas de cierta edad no suelen dejar coches enteros, sin apenas haberlos usado. Si hacen caso de mi consejo, y no se fían de las apariencias, no le podrán engañar con el típico argumento de compraventa estafador: «este coche era de un jubilado que prácticamente no usaba el vehículo«.

Foto: www.aquiestuveayer.com