Los coches de dirección

Aunque es una terminología empleada habitualmente, no me gusta nada porque me parece engañosa. Muchos vendedores denominan coches de dirección a los vehículos seminuevos que dicen proceder de la flota de los propios directivos de la marca. Por algún extraño motivo, este origen provoca mayor confianza en muchos potenciales compradores. Hagamos unas sencillas cuentas y verán que algo no cuadra: si cualquier establecimiento de compraventa ofrece este tipo de coches, ¿cuántos altos cargos forman las cúpulas de los fabricantes? A pesar de que el número es bastante más elevado de lo que creemos, nunca podría llegar a cubrir la gran cantidad de automóviles que se encuentran a la venta.

Lo que sucede es que muchos comerciales prefieren enmascarar el verdadero origen de los modelos que ofertan. Lo normal es que sean de buyback o de empresas de renting. Por eso, en algunas ocasiones, -no tantas como pregonan-, sí que pueden proceder de un directivo, pero de cualquier otro sector que seguramente no tenga nada que ver con la automoción.

En España, el coche de empresa es una modalidad de retribución que le vuelve loca a la gente. Hay corporaciones que les dan un vehículo a todos los empleados con ciertas responsabilidades. Y no lo proporcionan para realizar los desplazamientos necesarios para su trabajo, si no para que lo usen los fines de semana o vayan de vacaciones con él. Frente a una parte muy importante de vehículos comerciales y utilitarios o compactos de gama baja, que suelen estar destinados a repartidores, comerciales o personal obligado a desplazarse fuera de su centro de trabajo; las berlinas más grandes y más lujosas suelen ser de algún directivo que recibió el automóvil como parte de su salario. De hecho, hay una escala virtual en la que, conforme se va ascendiendo en las empresas, te van dando un modelomás caro.

Foto: www.highmotor.com

Al hilo de esta reflexión me viene a la mente un diálogo de la película “Casual Day”. En un momento dado, el personaje que representa Juan Diego, el presidente de una importante compañía, está explicándole a su yerno –recién incorporado- que los mandos intermedios empiezan en la empresa por un Audi A3. Los primeros ascensos llevan aparejados el Audi A4. Posteriormente, tan sólo unos pocos elegidos consiguen un Audi A6; y al final, tras mucho esfuerzo, se obtiene un Audi A8 como el de Juan Diego. No hay una mejor forma de entender las jerarquías en el complejo mundo de los negocios. Dime qué coche tienes y te diré quién eres en la empresa.

He leído en Capital que el 5% de los turismos y todoterrenos que se adquieren mediante renting están destinados a ejecutivos. Tras entrevistar a varios responsables de proveedores de renting, han constatado que este tipo de clientes también están reduciendo sus costes buscando abaratar las cuotas mensuales. La tendencia es la de solicitar modelos menos equipados y de cilindradas más bajas. Aunque no cabe duda de que los altos directivos siguen utilizando berlinas muy lujosas, de gama alta, los mandos intermedios son a los que más les están reduciendo los presupuestos. Por eso hay conductores acostumbrados a gamas del estilo del BMW Serie 3 o el  Mercedes Clase C, que ahora se tienen que conformar con un Peugeot 508.

Según el reportaje, las marcas que más éxito tienen en este segmento ejecutivo serían Audi, Mercedes, BMW, Jaguar y Lexus. Aunque las grandes berlinas de estos constructores premium siempre han sido las preferidas, hace varios años comenzaron a estilarse los SUV -tipo BMW X5, Posche Cayanne o Mercedes ML- siendo muy demandados en renting para directivos. Por eso es curioso que este tipo de vehículos, tradicionalmente ligados a consumos más elevados y a la ostentación propia de otra época, hayan retrocedido hasta casi desaparecer de la lista de los más vendidos.