Seis puntos a tener en cuenta para llevar a cabo una prueba dinámica

La prueba dinámica es esencial para poder elegir el coche que queremos. Aunque ya lo he dicho en otras ocasiones, me reafirmo en la creencia acerca de la vital importancia de un prueba de conducción para tomar la decisión correcta. Sería lo mismo que comprarnos unos zapatos sin que nos los hayamos probado. Sabemos que son de nuestro número, pero desconocemos si nos harán daño o estaremos cómodos con ellos. Un vehículo puede transmitirnos unas sensaciones en parado que no se corresponden con las que produce en marcha. No olvidemos que la rumorosidad o la estabilidad son más importantes para el disfrute que la estética. Y sólo se perciben con el automóvil en movimiento.

Sin embargo, no todo el mundo dispone de los suficientes conocimientos para poder llevar a cabo una correcta prueba dinámica. Como complemento al post del otro día en que daba una serie de pautas y aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir un coche nuevo, y con la intención de ayudar a esos compradores que no saben lo que tienen que mirar en un vehículo cuando lo están probando, he escrito esta s pautas:

  • Sonido del motor: apaguemos la radio y concentrémonos en el sonido que emana del capó. ¿Es fuerte o es suave? ¿Es muy deportivo o no suena cadencioso y regular? ¿Petardea o es desgradable? Contestando a estas preguntas podremos hacernos una primera idea acerca de lo refinado que es ese motor. Pero no debemos confundirlo con otros ruidos como el de rodadura o el aerodinámico.
  • Aceleración y potencia: mucha gente se queja de la poca aceleración que tiene su actual automóvil. Para que no nos suceda lo mismo con el coche nuevo, debemos comprobar cómo acelera apurando las marchas hasta la zona roja del cuentarrevoluciones. Otra comprobación que debemos hacer, siempre que no estorbemos en la carretera, es observar cómo pasa de 80 a 120 kilómetros hora. ¿Lo hace con rapidez? ¿Nos deja pegados al asiento? ¿La aceleración es brusca o progresiva?
  • Caja de cambios: debemos chequear que los recorridos de la palanca no sean excesivamente largos y que sean precisos, sin holguras. Además, también comprobaremos si la relación de marchas es adecuada y si el motor retiene bien en las reducciones.
  • Dirección: se debe controlar el tacto de la dirección, si es muy directa o por el contrario se nota en exceso la intervención de los sistemas de asistencia. También hay que analizar la dureza de la misma. Hay fabricantes que montan sistemas de dirección con un tarado excesivamente duro, con lo que se hace difícil maniobrar en parado.
  • Frenos: es importante que el pedal del freno sea suficientemente preciso, sin el desgradable tacto esponjoso que obliga a pisar a fondo para que empiece a detenerse. Pero el extremo contrario, aquellos sistemas que clavan frenos a nada que se roza el pedal, tampoco es bueno. Debe existir un compromiso entre dureza y suavidad que nos permita dosificar correctamente la frenada.
  • Suspensión: una suspensión dura proporciona mayor estabilidad, pero es mucho más incómoda porque se sienten mucho más las irregularidades del terreno. Dependiendo del gusto de cada uno, habrá conductores que se decanten por las más firmes aunque noten hasta el último bache, y habrá otros que prefieran algo más blandito a costa de que aumenten los balanceos e inercias en curvas y frenadas. De cualquier forma, es básico que el vehículo se asiente bien en carretera y no tienda al balanceo, ya que nos terminaremos llevando un susto.